jueves, 28 de agosto de 2014

Buscar dentro

Por si andamos buscando fuera a quien es "más íntimo a mí que mi propia intimidad..." 
(San Agustín. Conf  3, 11): 



Tarde te amé, belleza infinita, tarde te amé.
Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre y nueva.

Y supe, Señor, que estabas en mi alma y yo estaba fuera.
Así te buscaba mirando la belleza de lo creado.

Tarde te amé, belleza infinita, tarde te amé.
Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre y nueva.
Señor, tú me llamaste, tu voz a mí llegó, curando mi sordera.
Con tu luz brillaste cambiando mi ceguera en un resplandor.

Tú estabas conmigo, mas yo buscaba fuera y no te encontraba.
Tarde te amé, belleza infinita, tarde te amé.
Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre y nueva.

Hasta mí ha llegado el aroma de tu gracia, por fin respiré.
Señor yo te he buscado, siento hambre y sed, ansío tu paz.
Tarde te amé, belleza infinita, tarde te amé.
Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre y nueva.

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