Preparando el bicentenario

Ayer nos unimos a la eucaristía celebrada en la parroquia de San Valentín y san Casimiro, de Vicálvaro, y retransmitida por radio, con motivo del bicentenario del nacimiento de María Antonia París. Ha sido una alegría celebrar, cantar, compartir... con los parroquianos y hermanas.

Una forma de seguir preparándonos para el triduo, de compartir el deseo de ser nuevas en la práctica, de recordar e intentar parecernos a M. París, de acercar su ejemplo a más personas... 

¡Y celebrar su vida y su espíritu! ¡Que continúe vivo en nosotras!

¡Gracias!

Queremos agradecer a la Congregación la oportunidad que nos ha dado de vivir la experiencia de Roma.  

Han sido días de vivir la congregación como familia. Las hermanas italianas se han desvivido por hacernos el camino fácil, por hacer que nos sintiésemos en casa, cómodas, y que no nos faltara nada. ¡Muchísimas gracias por vuestra entrega!

Días de encontrarnos españolas, italianas y polacas y comprobar que a pesar de las diferencias culturales el espíritu que mueve es el mismo y que es posible, en la diversidad, la unidad. ¡Gracias, Anna, por haber pasado estos días con nosotras!

¡Gracias a Jola y José Félix que habéis hecho de cicerones en la Ruta claretiana y la Peregrinación de la Fe!

Ha sido mucho lo vivido en estos días y queremos, como muestra de agradecimiento, compartirlo con vosotras con este pequeño resumen  que podéis ver en el video.

 

¡Gracias a las hermanas que lo habéis hecho posible!

¿A qué huele?

¿A qué huelen los perfumes no entregados?
¿Lágrimas nunca vertidas?
¿Miradas por encima de la línea?
Vida... ¿A qué sabes? ¿A qué hueles?

"Una mujer de mala fama se presentó con un frasco lleno de perfume, se puso detrás de Jesús junto a sus pies y llorando comenzó a bañar con sus lágrimas los pies de Jesús y a enjugárselos con los cabellos mientras se los besaba y ungía con el perfume." (Lc 7, 37-38)

Vida que expresa: sin miedo... porque se sabe amada... No incolora.
Vida que huele: a derroche de amor, a Dios mismo... No inodora.
Vida que sabe: a perdón, a libertad, a Buena Noticia ... No insípida.

Así es la vida de quien se acerca a Jesús, se pone a sus pies, y deja que la vida salga... sabrá en ocasiones a lágrimas, será cuestionada o vista de diferentes formas... Pero olerá a perfume entregado, no a reserva. ¡Y estará llena de vida! ...no incolora, inodora e insípida...

Recogiendo frutos

Necesitábamos unos días para poder posar y recoger la experiencia de nuestro viaje a Roma; y ahora, ya de  vuelta en casa y enormemente agradecidas, aprovechamos también para compartirlo...

Sobre todo, han sido días vividos en familia y compartidos con las comunidades de Cinquina, Ciampino, Villa Claret y Calandrelli. La posibilidad de acercar la realidad de nuestro Noviciado Europeo a las hermanas de Italia, y de compartir estos días con Anna (postulante de Polonia), también nos ha ayudado a conocer más nuestra Congregación y aumenta en nosotras el deseo de seguir creciendo como claretianas. En este sentido, el día 31 de mayo, día de la vocación claretiana, nosotras realizamos una ruta visitando y orando en los lugares por donde pasó Claret en Roma. Y por la tarde acompañamos a dos grupos de jóvenes en Ciampino dando testimonio de nuestra vocación. 

También resuena en nostras el agradecimiento por la fe, así... sencillamente. Agradecemos el sentirnos Iglesia, en comunión con tantos cristianos y testigos de Jesús que han trabajado y trabajan por hacer presente su Reino. Es lo que vivimos peregrinando por las basílicas de Roma, con motivo del año de la fe; participando del Ángelus con el Papa en la plaza del Vaticano; o visitando las catacumbas y celebrando allí la eucaristía, en recuerdo de mártires y de cristianos perseguidos que se mantuvieron fieles hasta el fin. 

Otro momento especial para nosotras fue la visita a Asís y al sepulcro de san Francisco, día de admiración y de querer parecernos a él: en humildad, en ser instrumentos de paz, en pobreza, en capacidad de identificarse con Jesús...


Días de comunidad, de descubrir grandes obras que señalan a Dios, de agradecer nuestro ser claretianas, de disfrutar, contemplar, alabar y agradecer al Creador... de desear y elegir de nuevo, como cada día, ser seguidoras de Cristo.

Oh alto y glorioso Dios,

ilumina las tinieblas de mi corazón.

Dame fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta, humildad profunda.

Acierto y conocimiento, Señor,

para cumplir tu santo y veraz mandato. Amén. 

(s. Francisco de Asís).