miércoles, 6 de noviembre de 2013

OBJETIVO: LA CRUZ



Del 1 al 3 de noviembre participamos en el Cruzencuentro, que tuvo lugar en Barbastro con la familia claretiana y chic@s de varios colegios de España, jóvenes de Portugal e Italia. Nos hospedamos en el Monasterio de la Virgen del Pueyo.

Llegamos por la tarde del día 1, después del momento de acogida, iniciamos un recorrido con varias pruebas que nos condujo a centrarnos en el tema del encuentro. Después tuvimos un tiempo para reflexionar sobre “diez cosas que queremos hacer antes de morir”, lo compartimos y concluimos este espacio viendo un video sobre  los mártires; nos dimos cuenta que eran jóvenes como nosotros con los mismos sueños deseos parecidos a los nuestros.

Después de un breve descanso, celebramos la Eucaristía en actitud de recogimiento y agradecimiento, donde compartimos la experiencia de fe de cada uno de nosotros.

Terminamos el día con la proyección de la película “Un Dios prohibido”.

El día 2 fue dedicado a profundizar en la historia de los mártires de Barbastro. Por la mañana  visitamos el museo y el lugar donde estuvieron retenidos antes de morir. Para recoger lo que vimos tuvimos un espacio de oración, a la luz de la Palabra y de la experiencia de los mártires.

Por la tarde en silencio recorrimos a pie la ruta que hicieron los mártires para llegar a los lugares del martirio. Acompañados de textos de algunos de los mártires de la familia claretiana nos ayudaron a  tomar consciencia de cómo ellos mismos vivieron ese momento, con fe, esperanza y gozo.

En seguida volvimos al museo para celebrar la Eucaristía, en ella compartimos y nos comprometimos desde lo que esta experiencia nos ha hecho surgir a cada un@ de nosotr@s. Después de la Eucaristía tuvimos un momento de fiesta y volvimos al monasterio a cenar.

Concluimos el encuentro poniéndonos en manos de La Virgen del Pueyo, y en este momento de oración nos entregaron una cruz hecha con el material de las urnas en las que fueron puestos por primera vez los mártires, para recordarnos el compromiso que cada un@ de nosotr@s  pronunció en la Eucaristía.

Han sido días de recogimiento donde hemos podido profundizar el sentido de la vida, de nuestra fe con “todos nuestros sentidos”. Ahora toca a cada uno de nosotros llevar a la vida cotidiana la experiencia vivida.

Agradecemos a quienes han hecho posible este encuentro ¡Hasta la próxima!

 

 

 

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