Sin embargo, nosotras, ayer, quisimos adentrarnos precisamente en esta experiencia compartiendo la tarde en nuestra casa con quienes quisieron acercarse y con Pablo d´Ors (sacerdote y escritor), a través de la meditación y la oración contemplativa.
Compartimos algunos ecos de la charla, diálogo y ejercicio de contemplación:
Compartimos algunos ecos de la charla, diálogo y ejercicio de contemplación:
El silencio y la meditación es un arte al que nos entregamos, más que una técnica que nos aporte resultados. El horizonte es encaminarnos hacia una vida más consciente y más libre. Más humana. Pues "amar es estar atento" (Simone Weill). Y así, a fuerza de atender, desde la libre aceptación de lo que somos, desde la escucha y la obediencia, nuestra vida se va haciendo inédita. A ritmo de respiración: inspirar y expirar, interior y exterior, acogida y donación...
Meditar no implica tanto la razón cuanto entrar en una lógica intuitiva distinta, no se trata de resolver, sino de disolvernos en el Misterio. Puede provocar pánico, pero no podemos estar continuamente escapando... Se trata de atravesar las sombras (abrazar la cruz...) Pues si es cierto que en nosotros hay tinieblas, también es real la Luz, el Reino de Dios que está en mí...
Y así hasta que se llegue a entrever esa Luz... que nos descubre nuestra identidad, y que no existimos sin el otro, sin el Universo...: "Que todos sean uno..." Entonces lo más grande estará en lo más bajo, en lo cotidiano. Y no existirá rutina, sino ritos... que nos descubran la belleza de la vida y la plenitud que esconden las cosas. La vida toda se hace meditación, y la fe -confianza- será cordial, parte de nosotros, carne nuestra...
Seguiremos intentándolo, procurando no escapar, habitando el silencio, deseando vivir la vida con consciencia... y repitiendo su Nombre...
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