Otro motivo para la esperanza y la alegría, es que el pasado domingo comenzamos el año de la Vida Consagrada propuesto por la Iglesia con motivo del 50 aniversario del Concilio Vaticano II.
Tiempo especial para agradecer nuestra vocación y para recordarnos que estamos llamados ¡a ser evangelios vivos! A dar la cara y la vida con quienes menos cuentan... A ser uno para que el mundo crea... ¡A la pasión! ¡porque el Dios de nuestra vida sigue actuando y amando en nosotros!
¡FELIZ AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA!
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