El 31 de
mayo día de la visitación de María y de la vocación claretiana, se celebró mi
primera profesión religiosa. Los días que antecedieron a la profesión fueron
como el inicio de la celebración, cada detalle me hablaba del acontecimiento
que estaba por venir.
Haber profesado en el día de la
vocación claretiana, y fiesta de la Visitación donde María se pone en camino
y entona el canto del Magníficat, se
presentan como una buena clave para vivir día a día mi vocación claretiana. En
verdad creo que es un DON lo que se me ha dado, que el Señor cuente con todo lo
que soy! Con mis luces y sombras, mis limitaciones y cualidades ¡desde aquí
quiero responder a Él! ...este camino que he emprendido pide una entrega generosa momento
a momento, en lo concreto de la vida, la misión, la vida fraterna...Bueno es
saber que no lo hago sola puesto que hay un camino recorrido por cada misionera claretiana, el
mismo que fue iniciaron Paris y Claret.
Durante mis vacaciones por México, he tenido la oportunidad de celebrarlo junto a mi familia, y con las hermanas de la comunidad de Distrito Federal, en la parroquia que vio crecer mi vocación.
Doy gracias por todo lo vivido, por el camino recorrido y el nuevo que se abre.
Gracias Señor por tu
llamada, que María Inmaculada sea luz en mi vida para ser fiel y que desde la
alegría de la vocación recibida pueda decir, ¡Sé
de quién me he fiado!
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