“Quiero contarles -dijo el santo padre- una experiencia: hice el 60 aniversario del día en que sentí la voz de Jesús en mi corazón, y esto no lo digo para que me hagan una torta aquí. Esto no lo olvido nunca. El Señor me hizo sentir fuertemente que tenía que seguir ese camino. Pasaron algunos años antes que esa decisión e invitación fuera definitiva. Fueron años con éxitos y alegrías, pero también de fracasos, de fragilidad y de pecado. 60 años en la vía del Señor, atrás de Él, siempre con Él”.
Y les preguntó a los jóvenes. “¿Por qué. porque me siento Tarzán que va adelante? No, porque también en los momentos más oscuros, del pecado, del fracaso he mirado a Jesús y nunca me ha dejado solo. Confiemos en Jesús, Él no nos desilusiona nunca, es un amigo fiel, este es mi testimonio. Vayan adelante”.
Y les recomendó: “Nunca dejen de ponerse en juego” y añadió “nunca lamentaciones, desánimo. Y nunca, nunca ir a comprar consolación de muerte, e ir adelante con Jesús. Él no nos desilusiona, y nos lleva siempre adelante”. Y concluyó: “Recen por mí, y que la Virgen les acompañe”.
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